martes, diciembre 19, 2006

Perú sabe vender su “marca país” en el extranjero

Texto y fotos: Valery Bazán Rodríguez

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* El exotismo es la etiqueta que los turistas buscan y encuentran en nuestro país

Un último estudio de las consultoras Futurebrand y Weber Shandwick demuestra que países como Perú, Tailandia, India y Bahamas poseen una marca país que los diferencia de otros destinos turísticos, al igual que un buen número de naciones desarrolladas las cuales tienen importante poder de atracción de visitantes e inversionistas.

Nuestro país, luego de sendas campañas publicitarias en medios de comunicación foráneos, ha logrado establecer el exotismo como su marca propia la cual se ha visto reforzada por el eslogan “Perú, país de los Incas”. El mismo ex presidente de la república Alejandro Toledo apareció junto a su esposa en una serie de documentales sobre nuestro país invitando a los turistas y mostrando nuestra riqueza natural y multiculturalidad. A ésto ha contribuido, además, la publicidad persona a persona que realizan los turistas extranjeros, que estuvieron en Perú, hacia sus amigos, familiares y allegados, una de las modalidades más eficaces y directas de fomentarr el turismo hacia un destino.

El país que reúne las mejores condiciones como polo de atracción turística es Australia mientras que España, a pesar de ser el segundo país más visitado del mundo y una de las primeras economía europeas, carece de una marca país. Los especialistas manifiestan que si España carece de marca país es porque no ha sabido vender bien y ha realizado un marketing muy malo. Barcelona es uno de los principales destinos de los turistas que llegan a la península ibérica pues acoge al 25% del total de visitantes.

Las “marcas países” por categoría:

Turismo familiar - Estados Unidos
Compras - Estados Unidos
Negocios - Estados Unidos
Seguridad - Canadá
Exotismo - Perú
Playas - Bahamas
Vida Nocturna - Italia
Conveniencia - Tailandia
Autenticidad - India
Bellezas naturales - Nueva Zelanda


Fuente: Country Brand Index

domingo, diciembre 03, 2006

La pasarela urbana de Barcelona

La Rambla de Barcelona

Texto y fotos: Valery Bazán Rodríguez
valerybazan@gmail.com
  • La calle más emblemática de esta cosmopolita ciudad europea es recorrida por miles de turistas a diario.

    Es tan sólo comenzar a caminar ese largo tobogán de imperceptible pendiente llamado La Rambla para deleitarse de las innumerables formas humanas e inertes que la flanquean. Y es que no sólo las estatuas humanas son lo único para ver, sino que también es interesante observar el desfile de turistas, viajeros e incluso habitantes de diferentes razas, orígenes y destinos.
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    Todos pasan, nadie se queda, como un vivir multicolor pero efímero. Infaltable un dejo argentino a nuestro costado, una señora con innegable acento catalán admira a un mago de fisonomía anglosajona, de largo atavío un africano sonríe blancamente ante una latina que va acompañada de sus amigas; cual sede de la O.N.U. La Rambla acoge en su enorme brazo las diversas sensaciones de sus diminutos pasajeros. Un brazo que se inicia de la Plaza Cataluña, lo que sería la plaza de armas de Barcelona, y se extiende hasta la Plaza Portal de la Paz donde se erige un Cristóbal Colón rodeado de pétreos personajes de su época. Curiosamente este Colón de seis metros no señala al oeste, es decir hacia América, sino al este y ligeramente al sur por lo que la polémica estuvo servida muchos años. ¿A dónde fue que Gaietà Buïgas y Rafael Atché, artistas creadores del coloso genovés, intentaron dirigir el dedo descubridor? Quizás a las Indias, a Génova o a América pero indicando que había que girar por todo el globo terráqueo para llegar a ella
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    Un hombre sexagenario con zapatillas blancas de tela se sitúa en la mitad de la extensa acera, hace un espacio prudente, usa una camiseta del Barça y short del mismo club, acomoda sus cosas en una pequeña mochila y extiende recortes de periódicos en el suelo donde aparece él dominando el balón. La gente va llegando y forma un círculo a su alrededor mientras él va calentando y domina el balón con sus blancas piernas, aviva la pelota de un solo golpe con la frente y la duerme en su pecho, luego la sube por el hombro y le pega infinitos cabezazos, hasta que decide ponerla en su nuca, y con la cabeza dirigida hacia el suelo se va sacando la camiseta lentamente sin que el balón caiga. Un inglés que parece tener la misma edad que el émulo de Ronaldinho se acerca lentamente y arroja un euro con cincuenta céntimos a la lata, los demás lo imitan y se retiran con la sorpresa en la boca.
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    Florerías, tiendas de periódicos, cafés, restaurantes de comida rápida e internacional flanquean la Rambla y atraen a los turistas pero no más que los artistas urbanos, aquellas estatuas humanas que desafían al movimiento y la inercia y retan a los paseantes a acercarse y tomarse una foto con ellos, previo susto y posterior tarjeta de regalo con mensaje impreso. Allí encuentras representados a la muerte, al tiempo usando pantalones de vaquero, a la naturaleza en color dorado, a un diablo rojo muy rojo, a Michael Jackson -el inocente claro está-, y a los nada inmóviles magos que sacan pajaritos bajo la manga.
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    La Rambla se vuelve una fiesta incontrolable cuando el Fútbol Club Barcelona obtiene un título, durante la noche el tráfico teme instalarse por allí pues centenares de hinchas han celebrado desde hace muchos años atrás las glorias azulgranas en este punto tan vivo de la ciudad. Mucha gente que ha pasado por Barcelona no ha podido visitar los principales turísticos pero en definitiva si se han dado tiempo para transitar la Rambla y se han dado unos instantes para tomar un café mirando la extensa y heterogénea pasarela de transeúntes, para luego unirse al convoy humano y llegar a la costa donde las luces del puerto dicen que la noche está por llegar pero que la otra vida en Barcelona está por despertar.